martes, 24 de mayo de 2011

St. Pol de Mar, Flavia Ricci

Hacía días que quería ir a la Costa Brava, a alguna de las playas a las que solía ir con mis amigos, así que me decidí por St. Pol de Mar. Antes desayuné en la Plaza del Pi, pasé por una librería de viejo y me compré un par de libros, llegué al ático, me cambié y salí hacia Plaza Catalunya a tomar el tren. Una hora más tarde y después de haberme alegrado la vista con tanto azul mediterráneo y tanto pino llegué a St. Pol de Mar. Camino de alrededor de 2km de por medio dí con la cala a la que quería ir, que no es cualquiera, y allí me instalé. El sonido del mar, la arena gruesa y el sol me adormecieron. Al rato, para no terminar roja como mi remera, me fui al chiringuito que cuenta con el monopolio de esa cala a almorzar. Con unas bravas y una Voll-Damm me senté mirando hacia el mar. Retomé mi libro de Sciascia hasta que la camarera me trajo la orden y al reconocer su acento argentino me quedé un rato charlando sobre la crisis de Europa y cómo lo ve ella. Hace 10 años que va y viene a Argentina: hace la temporada de verano europeo en Catalunya y la de Argentina en Mar del Plata, de donde es ella. Se marcha abruptamente porque es la hora de comer y caen muchos turistas. Eso en verano debe estallar. La veo con cara de resignación atenderlos, tal vez de cansancio, con un ligero acento catalán al decir "holaaaaaa" y no "hola ¿qué tal?" como decimos en Argentina. Sigo comiendo, bebiendo, leyendo y mirando el Mediterráneo. No me apetece tomar más el sol después del que tomé y luego de haber comido, así que emprendo la caminata de 2km hacia la estación St. Pol de Mar del tren de Cercanías, que pasa enseguida y me deja en Plaza Catalunya, a 100mts del ático donde vivo.
Ahora ducha y al CCCB. Seguimos disfrutando Barcelona ...

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