sábado, 30 de abril de 2011

La previa, Flavia Ricci

Durante los años de mi niñez en Tres Arroyos escuché los relatos de mis abuelos, Rita y Remo, sobre "su" Italia natal. Relatos llenos de nostalgia y hasta tristeza muy a menudo. Desde que llegué con 2 años a esta ciudad crecí con el aroma de un café intenso que mi abuela preparaba irremediablemente cada vez que llegaba visita a su casa en una Volturno que variaba su tamaño de acuerdo a la cantidad de presentes y amantes del café. Llegó a tal punto mi interés por Italia y mis orígenes que me devoraba los libros que mis abuelos atesoraban en sus bibliotecas sobre las más conocidas ciudades: Venecia, Florencia, Roma. A veces, mi abuelo me veía mirar esos libros, agarraba alguno y me leía lo que ponía, ante la sonrisa cómplice de mi abuela, que aprovechaba para escuchar lo que decía. Yo me imaginaba una Italia hermosa, llena de museos, repleta de cafeterías y ese edificio sin techo, redondito y con ventanas cuadradas que siempre aparecía como de costado y que mi abuelo se esmeraba en decirme que era el Coliseo romano. Porque ojo, no era lo mismo Nápoles que Milano y mucho menos Roma, la siempre eterna.


Hoy estoy en la previa del viaje que emprenderé con mi papá rumbo a sus orígenes. A esa Italia que lo vio partir junto a su familia hacia esta Argentina en la década del '40. Aquella Italia que me relataron mis abuelos se unió a la Italia que encontré las varias veces que fui de visita. Con mis pequeños relatos que intentaban contagiar de entusiasmo a mi padre para que fuese también, conmigo o con quien quisiese, acaso solo, allí.


Unos cuantos años han pasado, pero por fin en menos de 48hs estaremos despegando desde Ezeiza hacia Roma. Luego de allí iremos a Barcelona, qué decir de "mi lugar en el mundo", que todo lo tiene, y de allí a Grecia. Estaré en sitios donde me siento cómoda porque conozco, de manera tal que podré dedicarme a lo que en determinada edad nos hace disfrutar a los hijos más que cualquier cosa: ver a nuestros padres ser felices.


Yo me propuse hace años ir a Roma con mi papá. Y hoy, finalmente, puedo decir que así será. Que vamos solos y juntos, hacia ese reencuentro tan esperado y necesario en donde vuelvo a sentir ese aroma a café de una casa de Tres Arroyos que albergó a mis abuelos, sus relatos y sus historias por años. Y cierro los ojos. Y casi, casi, los veo sonreír por su hijo y por mí.

1 comentario:

  1. Muy lindo Flavia! Que lo pasen genial. Muy linda experiencia compartirlo con tu padre. Me identifico 100% en lo que sentìs sobre tus origenes, es emocionante. Yo lo tengo pendiente para algùn momento de mi vida conocer tanto Dinamarca como Italia, los paises de donde vinieron mis ancestros. Buen viaje!

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